Nuestra historia juntos empieza en octubre de 2019. Veníamos de perder a nuestros dos perros, que fallecieron de viejitos y estábamos buscando llenar ese vacío adoptando a dos perros que estuvieran en adopción juntitos. Por un lado porque si ya venían juntos era más probable que se llevaran bien entre ellos, y por el otro, porque dos perros que están en adopción juntos tienen mucha menos chance de ser adoptados que los demás. Ni que hablar perros adultos y de tamaño grande, que son los menos buscados a la hora de adoptar. Nos encontramos con una publicación de Facebook de @fundacionorejas que contaba la historia de dos perros que habían perdido a su dueño, un señor mayor que los adoraba como si fueran sus hijos, y que habían quedado muy solos en el porche de la casa donde vivían, porque la familia no los podía tener. Los fuimos a conocer, y si bien tuvimos nuestras dudas ¡porque eran más grandotes de lo que parecían en la foto! estuvimos de acuerdo en que se iban a incorporar a nuestra familia. Así fue como un domingo los fuimos a buscar, y Foxy y Chiqui dejaron para siempre su vida de soledad. Ellos se adaptaron enseguida e hicieron de nuestro departamento su hogar. Dos perros grandes de edad y tamaño, que siempre habían vivido en una casa, hicieron de un departamento en pleno Palermo su lugar en el mundo en poquitos días. Muestra de que los prejuicios y las suposiciones en cuanto a adoptar perros adultos son solo eso. Pasamos un verano muy divertido juntos, conocimos el amor de Chiqui por el agua en todas sus formas: manguera, pileta y los lagos de los Bosques de Palermo, su lugar preferido. De Foxy aprendimos que no hay nada más lindo que una siesta al sol, y que por más que ubiquemos su cama en el mejor sector del living, él prefiere la paz y la tranquilidad del lavadero, pequeñas alegrías de la vida para un perrito mayor. Después de un verano de conocernos, nos sorprendió la pandemia. Se terminaron las salidas, y los paseos se redujeron a los arbolitos de la cuadra. La convivencia 24×7 lejos de colapsarnos nos terminó de unir, pero añorábamos salir y volver a recorrer juntos. Así fue que cuando empezaban a aflojar las restricciones, nos enteramos que en diciembre del 2020 se venía un eclipse solar único en la Patagonia. Ni lo dudamos. Alquilamos una casita frente al mar en Las Grutas y nos lanzamos a la aventura. La experiencia fue inmejorable, los perros conocieron el mar y la playa, y a nosotros se nos abrió un mundo nuevo, aprendiendo que viajar con los perros no solo es posible, sino que es muy divertido. Volvimos a nuestro departamento en Buenos Aires después de las fiestas y nos abocamos a planificar otro viaje, pero esta vez sin fecha de regreso. Y así fue como en febrero de 2021 salimos a la ruta, con el objetivo de trabajar de manera remota y disfrutar los lugares más lindos de nuestro país junto a ellos. Arrancamos por San Pedro y Rosario, luego por el Valle de Calamuchita en Córdoba, donde no dejamos un río sin nadar, Merlo y La Carolina en San Luis, donde visitamos una mina de oro, y también el Valle de la Luna en San Juan, ¡donde los perros no solo son aceptados sino que son súper bienvenidos! Seguimos por La Rioja, Tafí del Valle en la provincia de Tucumán, desde donde visitamos las ruinas de los Quilmes y nos hicimos amigos de las llamas, Cafayate en Salta, Tilcara en Jujuy, donde hicimos base y visitamos Humahuaca, Purmamarca, las Salinas Grandes, vimos pasar el Tren a las Nubes en San Antonio de los Cobres y hasta llegamos a tocar La Quiaca, el punto más al norte de la ruta 40 en nuestro país. Seguimos por Salta capital, San Miguel de Tucumán, y en ese punto volvieron nuevamente las restricciones, con un confinamiento de 9 días que pudimos pasar en Luján de Cuyo, Mendoza después de un viaje contrarreloj de 1000 km en un día para lograr cruzar las fronteras provinciales. En Mendoza pasamos el nuevo confinamiento en una hermosa finca rodeados de viñedos y seguimos hacia el sur, donde conocimos San Rafael y la ciudad de Neuquén. Pasamos el invierno entre Bariloche, Junín de los Andes y Villa la Angostura, donde nos quedamos ¡3 meses! Se nota que nos gustó la zona. Los perros conocieron la nieve, con opiniones dispares al respecto. Chiqui la amó, pues se trata de otra forma de su adorada agua. Foxy tuvo sus reparos, prefirió estar adentro con la estufa. Conocimos también el volcán Lanín, subimos al Cerro Campanario y Chiqui se metió a nadar en todos los lagos que encontró, desde el Nahuel Huapi al Traful, pasando por el Huechulafquen, el Falkner y el Correntoso. Con la llegada de septiembre reemprendimos el viaje hacia el sur y llegamos a Cholila, en la provincia de Chubut, donde estamos haciendo base en este momento. El viaje sigue y el objetivo es Ushuaia, ¡no estamos tan lejos! Comprobamos que viajar con perros es muy divertido y gratificante, los alojamientos que nos aceptan en manada no son muchos, pero cada vez son más, y los paseos con ellos se disfrutan a otro ritmo, el de oler cada hoja y cada ramita. ¡Sacar la foto e irse corriendo con los perros no va!
No sabemos si somos los primeros, pero sí los más fotografiados. Somos los Perros Viajeros de Argentina.
Gracias chicos!
Instagram: @perros.viajeros.arg
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